Diálogos Peatónicos I

Posted by Ricardo Robles | Posted in | Posted on viernes, enero 01, 2010

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Para usar el jardín y la terraza.
Para pasear en triciclo y llevar el biberón en la canastilla, para que cante, o que baile, o que haga los ojitos.
Para preguntar la edad de cada sobrino. Para hablar de negocios y la enfermedad de la temporada. Para no creer que en una semana cumpla cincuenta.
Para pedir un beso. Para negarlo.
Para decir que lo conocieron cuando estaba así de chiquito, y que dormía, y que hacía travesuritas, y que se fue del país, y que volvió, y que se ve mejor de lo que dice.
Para pensar que no es tan malo y para reírse de recuerdo.
Para ver todos los colores. Para decir que huele rico.
Para mostrarle a los primos que ya se es mas grande. Para modelar los zapatos nuevos. Para sentarse en el rincón y no hablar mucho.
Para usar el molde grande en vez del chico.
Para mostrar todo un catálogo de cervezas extranjeras. Para aprovechar el caótico murmullo y liberar algo de risa eufórica propia del alcohol.
Para llegar tarde y presentar al nuevo o la nueva.
Para hacer evidente que tanto nos parecemos y somos tan diferentes.
Para no sentarse en toda la tarde, para llevar y traer, para levantar la mesa y volverla a poner.
Para afinarla y acompañarlo.
Para que ellas laven los platos (alguna vez desechables).
Para sorprenderse. Para corretearla.
Para cantar "lo que se siente en el alma, no nomás cantar por cantar".
Para corear al bisabuelo, algunas veces abuelo y otras tantas padre, marido.
Para saborear la receta secreta del postre predilecto. Para tomar refresco de manzana en caballito, aunque no vaya tan bien.
Para tomar doble rebanada. Para pedir la receta. Para negarla.
Para con el semblante tranquilo cerrar los ojos al viento que embiste todo el cuerpo, todo el lugar.
Para que de un beso, para que de la bendición.
Para ponerse a recoger, para repartir las sobras en toperguer.
Para irse yendo. Para aprovechar que ya se va.
Para unir, para juntar, para volverse a reunir.



El Peatón

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