Chronicle #9 (Soliloquium)

Posted by Ricardo Robles | Posted in | Posted on viernes, enero 01, 2010

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Día: Lunes
Clima: Fresco-Soleado
Hora: Temprano
Estación: Primavera
Ubicación: Casi en la esquina
Calzado: Chuck Taylor Converse All Star (Clásico) Modelo Bota Azul 10.5

Comenzaba el día, apenas, se iba difuminando la oscuridad del a madrugada y ya había comenzado el ir y venir de un día cualquiera a patín. Estaba esperando la llegada del transporte universitario -casi en la esquina- cuando mejor me pareció sentarme. En la bardita junto a la banqueta me dispuse a prender un cigarrillo, en eso, se acercó me tendió la mano y balbuceó a manera de solicitud: "para un cigarrito". Debo admitir lo emocionado que me puso semejante situacion. Un personaje de su calibre me estaba dirigiendo la palabra. Mientras me las arreglaba para sacarme unas monedas que traía le dije: "¿quieres la moneda o el cigarro?" Me miró con cara de tener la respuesta en la frente y me dijo que la moneda -cual fuera- era lo que prefería. Le dí la moneda y le ofrecí un cigarro, también fuego. Se sentó a mi izquierda, -en la misma bardita-, haló y aquí comenzó lo que se quedó muy lejos de ser una conversación.

"Fíate, así como tú, horita que me estás dando algo, así yo te tengo que dar algo... ¿y qué te puedo dar?... mi conocimiento, verdá?" Comenzó diciendo el hombre de manos negras y pronunciadas uñas gruesas. "Tú estás estudiando... verdá?... que bueno, eso está muy bien, como yo que no, no quise estudiar... mi papá me decía: tu sabes por qué ese está cuajado?... de su patrón, me decía... porque estudió, hay que estudiar... no como yo que ya no estudié, hay que estudiar para ser alguien... me decía mi papá: tú estás muerto. Tú estás muerto. Todo mugroso, todo marigüano, tuatuado". Hasta aquí no tengo gran cosa que decir al respecto -ni creo tampoco poder en otro momento- lo extraño e intrigante vino después.

"Mi vieja me decía, así como yo bien marigüano, chida, bien chida ella. El otro día hablé con Jesús, yo hablaba con Jesús, y estaba yo bien contento porque estaba ahí con jesús, bien agustote... el otro día tuve un sueño, y soñaba que de mi vientre[...]" ya no recuerdo qué decía, continuaré escribiendo todo lo que recuerde de su monólogo, pues muchas eran las palabras y más aún las imágenes que se desprendían de la combinación de todas ellas el volumen iba y venía con su mirada a todas direcciones. Recuerdo que para entonces ya estaba yo de pié, anteriormente había visto llegar la camioneta blanca de la universidad y no me pude despegar de la "conversación" cuando me levanté, él se levantó conmigo y me siguió. Estaba en conflicto, tenía ahí la conversación y mi clase comenzaba en diez minutos. No alcancé a dar luces de querer abordar al conductor, se fué y yo me quedé con mi compañía callejera: un peatón con los tenis bien desgastados.

Seguía hablando de su sueño: "estaba con una mujer muy hermosa, tenía cabello negro bien largote y muchos tuatuajes, toda tuautada, como mi mujer, bien cholota, bien marigüana con los pantalonzotes bien cholota, y yo estaba con ella y luego yo estaba con ella y mi pene (bajando la voz y acercándose continuó) hacía así... (y con su índice desde su entrepierna lo hacía oscilar, como diciendo que no) entonces estaba Isaías, y me decía: mira, la mujer es mala, es mala porque luego te quieren agarrar el pene... (hizo pinzas con pulgar e índice y me mostró cómo es que el profeta le instruía). Para entonces yo ya miraba en todas direcciones, escuchaba su narración y al mismo tiempo planeaba una estrategia para llegar en tiempo al B-112, pensé en el buen Ruta Santa Anita, en un taxi cualquiera -me cobraría quince pesos si acaso-. No me dejaba de hablar -eso creo-, estaba a mi lado y hablaba, no dejaba de hablar. La colilla de su cigarro yacía en el suelo desde hacía no sé cuanto tiempo. "Despertaba en mi sueño y yo era homosexual de niños... y yo decía, por qué soy así, así... homosexual de niños... y luego yo era la virgen y estaba lleno de flores" Prosiguió después de hacer el ademán con ambas manos simulando una aureola floral alrededor de todo su cuerpo.

"Pero cuando yo me cure, podré estar con una mujer otra vez, con mi mujer." Ya no sé si esta última frase era parte del sueño o parte de una especie de añoranza en otro plano, a final de cuentas, insisto, qué caótico soliloquio. En mi premura abordé un camión que parecía iría en la dirección al campus, equivoqué, tomó un rumbo extraño, tuve que bajar y me llevé la oportunidad de repasar este pasaje en una caminata más larga de lo que esperaba.


El Peatón

 
Nota: Cualquier parecido del personaje descrito y el que aprece de espaldas en la fotografía es mera coincidencia.

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