Chronicle #10 (Reventa-Reaparición )
Posted by Ricardo Robles | Posted in El Peatón Chronicles | Posted on viernes, enero 01, 2010
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Fue hace ya varios meses que pude leer en mitadPeriodista (worldpress.com) un artículo en que se hacía mención de la movida que, -supuestamente y según él-, se traían los camioneros con los transvales: reventa. ¿Cómo es ésto posible? ¿Revender? ¿Para qué? La útlima vez que fui a comprar mi dotación de boletitos me fijé bien en el reverso donde claramente decían que su vigencia era anual y que el talón es para el pasajero, no para el camionero. ¿A qué voy?
Hace poco al abordar un Santa Anita R-183, corté el talón del transvale ayudado de la credencial de estudiante y lo entregué. El chofer llevó su mirada de mis manos a mi cara y dijo:
"No los cortes, amigo... Ya no los estamos aceptando, ningún camión los está aceptando cortados..." así como éste ya no nos los aceptan a nosotros, a lo que respondí: "ah sí, ¿y eso?". El hombre del volante dijo lo siguiente: "Es una medida nueva que se esta tomando, ya no se van a recibir en domingos y los sábados solamente de cinco de la mañana a las tres de la tarde y en la noche, entre semana, hasta las diez... esque aquí no es como en Guadalajara" y luego con un tono arrogante e imperativo "métete al internet aista todo..." Calló y hizo ese movimiento de cabeza como diciendo "ya pásale pues" y metió mi mutilado tícket en su portatransvales de acero. ¿¡Qué diablos!? ¡Entonces a los estudiantes se nos quita lo estudiante a las diez de la noche y el fin de semana! Y ¿qué, voy a tener que hacer caminando hasta el puente de palomar (línea divisoria entre Tlajomulco y Zapopan) que queda unos tres kilómetros de mi parada usual para poder restregarle en la cara, al chofercito y su línea Santa Anita Deluxe, mi trasvale? Lo estudiambres no se nos quita hasta que se acaban los semestres o de una patada somos expulsados del alma mater. "Este gobierno de veras que no tiene NPI de lo que hace" -dije, dándome aires de conocedor. Estaba indignado. ¡Qué manera de mandar al hijo de vecino a decir las tarugadas que hace uno solito! Seguí molesto mi camino y casi llegando a mi destino recordé lo que había leído en aquel blog y mis corajes y dudas hervían en las tripas. Llegué a mi casa y lo primero que hice fue encender la computadora y comenzar a buscar algún indicio de esta nueva medida; utilicé todas mis habilidades para buscar las noticias, navegué -por segunda vez en la vida- la página de la secretaría de vialidad y transporte, la página del gobierno municipal de Tlajomulco de Zúñiga; y nada, no encontré nada.
Estas cosas son patrañas, son producto de la inventiva de los choferes y sus patrones, o quizá desde las mutualidades y sindicatos. Tiempo despues al abordar otro camión, temeros de ser sermoneado otra vez y bien zambutido en mi conflicto interno, entregué mi transvale completo y me pasé. La voz del operador de aquella ballena motorizada me pidió que tomara mi parte del boletito, -esta parte es para ustedes- (¡¿Qué?!) dijo con su joven voz, me agarré bien del tubo y aproveché mi oportunidad. Le pregunté qué sabía el de por qué unos choferes-rutas piden que no quites el talón y otros se molestan por que los usuarios no se los quitan. Contestó -de muy buen agrado y en modalidad de platiquita- que todo dependía de los patrones, que unos los piden a sus empleados sin talón y otros se los piden con todo y talón parar poder revenderlos -el otro día me dijo un muy querido amigo y champucero de La Exquisita, que había presenciado abordo del camión, cómo el chofer ofrecía transvales (en reventa) a sus propios pasajeros.
"Si tu vas a las oficinas de otras rutas y dices: quiero comprar transvales, ahí te los venden, de los mismos que otros pasajeros dieron", me dijo el joven operador del camión. Confirmé aquello que no podría creer de mitadPeriodista.
Me declaro un ignorante del teje y maneje político-burocrático de este país, pero estoy seguro que más de algún lector podrá esclarecernos qué sucede aquí. Me queda claro que cuando compro mis transvales, mi dinero está perdido, los boletitos no son dinero, uno le entrega a la SVT a domicilio y por adelantado los viajes futuros. Pero si al entregar el dinero al chofer, y éste a su vez lo reporta al siguiente escalon de la jerarquía burocrática de los transportistas, ¿de qué le sirve a ellos los boletitos? ¿los regresan a la secretaría y se los cambian por moneda nacional común y corriente? ¿Para qué tanto teatro?
Estoy dividido, debo aceptarlo. Entré en un conflicto ético-moral. ¿Qué hacer, dar el transvale completo aunque ahí esté -supuestamente- asegurado como viajero del transporte público y dejo que el chofer, o su patrón, o el patrón de su patrón, se gane unos baritos más por revender? Quizá es que los choferes han encontrado la manera de sacar su propinita diaria después de ser medio explotados por sus jefes. Es lo único que se me ocurre para explicarme las altísimas velocidades, las atascadotas de pasajeros y la gran variedad las arbitrariedades viales que se avientan cada que se puede -quitando desde luego las opciones de diversión automotriz y la reiteración de considerarlos animales salvajes de estos ríos de automotores.Total, intentando dejar los rodeos con signos de interrogación: yo ya pagué y él me tiene que dejar subir, pero ¿por qué no dejar que se gane ese dinerito?
Al diablo! Bueno... no sé si estoy favoreciendo al diablo o a Dios, o quizá todos son diablo. Gobierno o mutualidades, mutualidades o patrones, patrones o choferes, no sé. Opté por una posición, seguiré quitando el talón de mis tranvales. Me vale, que ai ellos se den de catorrazos. Punto.
Pasando a otro tema:
¿Recuerdan a La Mujer del Abrigo? (Chronicle #6) Antes de toparle otra vez en el camión, la ví de pasada en una parada de autobús, levantaba las manos como si predicara a la pared, estaba sola. Hace poco pude sacar dos fotografías de ella, ahora sí en el camión. Se las comparto a ustedes, amables lectores. En la primera se le puede observar con sus bolsas de plástico negro y en la segunda se le puede ver (más o menos) haciendose aquella limpieza en su cara que los demás no podemos ver.
Nota: La edición de imágenes fueron realizadas en el mejor software en el mercado
El Peatón
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