La Gaveta

Posted by Ricardo Robles | Posted in | Posted on lunes, agosto 30, 2010

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San Francisco


Él volteó a San Francisco,
marcó su raya con los extractos del mar,
incenció la cocina, comió más jitomate y menos grasas,
se levantó más temprano y dejó el café.

Buscó incansable la muerte del agotamiento en
seis onzas de jugo de una fruta exótica colombiana.
Se quedó en la sala tratando de escribir,
de pintar, y no pudo más que perder el sueño:
se quedó despierto, como una momia, como ido,
como hueco.

Ella estaba verdaderamente enamorada,
entró en tierra negra y vísceras de cerdo,
se inmiscuyó en sus voliciones,
Le repartió sus llagas añejas en seis o siete bestias,
monstruos que disfrutaban de mirarlo desde la coladera,
el espejo, la ventana, la campana de la estufa.

A él se le metió por los ojos, por la boca,
por los poros de la espalda. Se le permearon los
aceites de su locura en las vibraciones del reclamo,
el premio y el castigo. Lo hizo servil y le destapó
las vasijas guardadas de los tiempos de la adolescencia
bien dolida y se ahogó en el vicio de buscar razones
que no dejaron de ser pretextos fallidos de irse y no volver.

Comments (6)

Me gusta, bastante. Que bueno tenerte de regreso.

Abrazos.

Habrá más, bastante. Qué gusto leer tu comentario.

Leo y releo... Quiero entender, y a la vez me da miedo...
Siempre es bueno leer de ti...

Es una historia de miedo, en efecto. Gracias por tu lectura. Saludos!

muchachou...
entro y entro y nomas no hay nada nuevo!
k pasa?empezaste el año al 100 y ahora?

Muy bien mi hermano, me gusta como ha evolucionado tu poesía, Felicidades!

Cuau