Cronicle #11 (Ciclofilia y Frustración- 3ra Parte)
Posted by Ricardo Robles | Posted in El Peatón Chronicles | Posted on lunes, febrero 01, 2010
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Antes, pues, de comenzar con esta tercera y última parte -que desde hace tanto tiempo les debía- deberé corregir algunos datos que, por la premura de toda la situación y la emotividad implicada, yerré en precisión. Aclaro: ambas llantas de la bicicleta de Ella estaban bajas, no sólo la delantera, y que en el campo de batalla se dio la baja de su excéntrica funda para el asiento rellena de gel. Habiendo entonces precisado lo anterior, aquí termino de relatar la patética escena en la que me vi inmerso; víctima, ciclista, peatón, civil, cómplice y -si Ud. quiere- testarudo.
Al ver aquel producto del crimen organizado, la parte más callosa de mi ser lo tomó como una bien articulada provocación. Me prendieron el cohete: tomé mi llanta suelta y el resto de la bicicleta y subí las escaleras. La verdad, no sabía ni qué iba a hacer, pero era mi deber hacer algo.
Al grito de guerra
Subí arrogante, con las muelas selladas. El robocop de la entrada seguía sembrado en modalidad de ausente, presioné el botón para llamar al elevador y cuando se abrieron las puertas entró un hombre joven, y luego yo con todo y todo. El hombre no me hizo los ojos de extrañeza que esperaba, entre tanto, venía ya caminando un gordo guardia con el radio en la boca con esa inclinación que sólo los expertos saben darle a ese poderoso aparato. Un hombre muy similar a los rinocerontes de la guardia real en la película de Disney, Robin Hood o en Kung Fu Panda.
Refuerzos
Abrió los brazos y su palma izquierda intencionando una respuesta inmediata a una pregunta que aún no hacía. -¿A dónde va? -preguntó Rino después de su amable gesto-. -Arriba -contesté firmemente presionando el botón para cerrar puertas. Fue entonces que, heroicamente, metió mano y, con el brazo, detuvo las puertas que se comenzaban a despedir de la planta baja del Centro Magno-. -No puede entrar con la bicicleta... -dijo primero-, !no puede subir! -terminó, como era de esperarse-. Se llenó la atmósfera de sutiles provocaciones y frases cortas intercambiadas a gran velocidad. Mientras tanto, otro guardia se acercaba al epicentro de la violación al reglamento secreto de la plaza. -Mire, lo que pasa es que dejé mi bici aquí abajo y ahorita que regreso nos poncharon dos llantas y me robaron las piezas del eje -dije, para aclarar el porqué de mi escenita-. No contestó nada y comenzó a hablar en lenguaje cifrado por la radio. -Yo sólo quiero que me regresen mis piezas- afirmé, con cara de despreocupación, insinuando que "algún" miembro del cuerpo de seguridad privada (La Sheriff) podría tener posesión de ellas, o información valiosa al respecto. Me preguntaron los datos requeridos para comenzar una investigación básica: hora y lugar específico de los hechos. -Aquí estaba su compañera en la tarde... -dije, cual comadre en lavadero- no sé si le dejó algún reporte... dejan reportes, no?-. Al llegar a este punto eran tres los guardias de seguridad que me rodeaban afuera del elevador.
Paréntesis Informativo
La esencia de Boinas Negras es inculcar en cada elemento que la integra, la pasión de formar parte de una empresa Lider (sin acento), que tiene una historia y un record (también sin acento) impecable de servicios, en base a una misión bien definida, así como una visión del presente y el futuro de la empresa misma... (www.spuaboinasnegras.com)
Al grito de guerra
Subí arrogante, con las muelas selladas. El robocop de la entrada seguía sembrado en modalidad de ausente, presioné el botón para llamar al elevador y cuando se abrieron las puertas entró un hombre joven, y luego yo con todo y todo. El hombre no me hizo los ojos de extrañeza que esperaba, entre tanto, venía ya caminando un gordo guardia con el radio en la boca con esa inclinación que sólo los expertos saben darle a ese poderoso aparato. Un hombre muy similar a los rinocerontes de la guardia real en la película de Disney, Robin Hood o en Kung Fu Panda.
Refuerzos
Abrió los brazos y su palma izquierda intencionando una respuesta inmediata a una pregunta que aún no hacía. -¿A dónde va? -preguntó Rino después de su amable gesto-. -Arriba -contesté firmemente presionando el botón para cerrar puertas. Fue entonces que, heroicamente, metió mano y, con el brazo, detuvo las puertas que se comenzaban a despedir de la planta baja del Centro Magno-. -No puede entrar con la bicicleta... -dijo primero-, !no puede subir! -terminó, como era de esperarse-. Se llenó la atmósfera de sutiles provocaciones y frases cortas intercambiadas a gran velocidad. Mientras tanto, otro guardia se acercaba al epicentro de la violación al reglamento secreto de la plaza. -Mire, lo que pasa es que dejé mi bici aquí abajo y ahorita que regreso nos poncharon dos llantas y me robaron las piezas del eje -dije, para aclarar el porqué de mi escenita-. No contestó nada y comenzó a hablar en lenguaje cifrado por la radio. -Yo sólo quiero que me regresen mis piezas- afirmé, con cara de despreocupación, insinuando que "algún" miembro del cuerpo de seguridad privada (La Sheriff) podría tener posesión de ellas, o información valiosa al respecto. Me preguntaron los datos requeridos para comenzar una investigación básica: hora y lugar específico de los hechos. -Aquí estaba su compañera en la tarde... -dije, cual comadre en lavadero- no sé si le dejó algún reporte... dejan reportes, no?-. Al llegar a este punto eran tres los guardias de seguridad que me rodeaban afuera del elevador.
Paréntesis Informativo
La esencia de Boinas Negras es inculcar en cada elemento que la integra, la pasión de formar parte de una empresa Lider (sin acento), que tiene una historia y un record (también sin acento) impecable de servicios, en base a una misión bien definida, así como una visión del presente y el futuro de la empresa misma... (www.spuaboinasnegras.com)
Boinas Negras, es una empresa que, con 500 elementos en sus filas y 50 patrullas o unidades -como les gusta decir-, ha acaparado el territorio de centros comerciales; entre ellos y otros más pueden contar con El Palomar, Centro Magno, La Gran Plaza, Plaza del Sol, Plaza México, Plaza Bonita para ofrecer sus profesionales servicios. Según el citado sitio, cuentan con un sistema de cámaras de vigilancia con tecnología de punta, para cumplir con todas las espectativas de Seguridad (con s mayúscula) en este rubro.
Refuerzos (II)
-¿No sabe cómo se llamaba?- se me salían los ojos de la cara, ¿cómo iba a saber yo el nombre de La Sheriff? Aparentemente "nadie" sabía nada de la pistolera del Centro Magno, ni nombre, ni horario de trabajo, mucho menos tenían un reporte de su turno; en poco más de dos horas el equipo de seguridad privada había cambiado a todos sus miembros y nadie sabía nada de lo ocurrido el turno aterior. -¿No les habrá dejado su compañera mis piezas por ahí?- pregunté cuando sentía que las manitas se me comenzaban a doblar ante la magistral articulación del abuso del poder y la venganza, como diciendo: -está bien, ya dejémonos de berrinchitos, todos jugamos aquí un poco agresivos, ya regrésenme mis piezas, me voy de este pueblo para no volver.
Siguieron los radiazos en clave, me pidieron que saliera de la plaza, me escoltaron, intenté hacerme compa a Rino, me dejaron solo afuera, se quedaron vigilándome, al regreso de Rino (el más grandote de los guardias) pero nadie dio noticia de mis piezas. Ella seguía esperando afuera y sin decir palabara. Parecía Disaster Date de MTV.
Garita Subterránea
Finalmente, sensibilizados ante nuestra dificultad para regresar, (pues mentí diciendo que tendría que regresar hasta Tlajomulco en bicicleta) nos ofrecieron bajar al estacionamiento para ver si algo de se podía hacer en favor de nuestras destartaladas bicicletas. Llegamos al cuartel general de los Boinas Negras del Cento Magno, una garita subterránea en el centro del estacionamiento, fría y obscura. Dentro había un escritorio, varios archiveros, restos de comida aquí y allá, un microondas y un sombrío pasillo que daba a quién sabe dónde. Abrieron cajones, sacaron herramientas, tuercas, y una bomba. Ninguna tuerca dió el tamaño del eje, pero las bombas rehabilitaron la bici de Ella. Volví a narrar mi versión de los hecho a los guardias del subsuelo de la plaza, indignados por mi narración, coincidieron con nosotros en que el crímen había llevado las ganas de fastiadiar como estandarte. Sin embargo, desconocían también a La Sheriff.
Retirada
Había perdido la batalla, las opiniones en torno a lo sucedido seguían en todas direcciones. Las pocas cuadras se hicieron largas y pesadas, cargamos sobre su bicicleta la mía y paso a pasito la hacíamos rodar.
He vuelto a la plaza para ver si me vuelvo a topar a esa mujer (La Sheriff) pero fallando siempre. Tan grande es la incógnita por lo sucedido que comencé a pensar que con quien me había enfrentado aquella tarde de ímpetu ciclista, no era sino un fantasma, uno que me la hizo buena, que se burló de mí y de los guardias del centro comercial.
Seguridad Privada ¡¿Qué está pasando?!
Según Andrés Oppenheimer 2007 Latinoamérica contaba con 5.6 millones de guardias privados, y tan sólo en Sao Paulo, Brasil, 400 mil, lo equivalente a tres veces más que los miembros de la policía estatal. Dice también que América latina es actualmente (2007) la región más violenta del mundo, y las posibilidades de que un homicida o un ladrón vaya a la cárcel son tan reducidas que mientras la población carcelaria en EU -una de las más altas del mundo- es de 686 por cada 100 mil habitantes, en Chile es de 204, en Colombia es de 107, en México de 156, en Perú de 104 y 62 en Venezuela. Dice Oppenheimer: En otras palabras, la mayoría de los crímenes en América latina permanece impune.*
¿Qué sucede con Latinoamérica, que sucede con México, si todos recurren ahora a las empresas de seguridad privada? ¿Dónde está la seguridad pública?¿Por qué en seguridad privado mata público?
Las nuevas opciones de vivienda se organizan en cotos, pequeños fraccionamientos que a manera de feudos medievales se atrincheran dentro de sus muros, con alambrados eléctricos, casetas de seguridad, cámaras de seguridad, etc. Las casas están protegidos por sistemas antirrobo privados.
Los centros comerciales, por más diminutos que sean, así como tener intendentes también tienen que pagar a un vigilante -o veladuerme como dicen por ahí.
Los lotes de estacionamiento son ahora territorio privado, las banquetas estan controladas ya no por los viene vienes, sino por unas casetas propiedad de quién sabe quien, -como las de teléfonos que emiten, a cambio del tiempo estimado de ocupación del lugar, equivalente en modedas, pequeñas facturitas para dejar en los tableros de los coches.
Las plazas comerciales tienen su estacioneamientos privados, resguardados por casetas con plumas eléctricas o manuales y cada vez, menos caseteros que hacen de cobradores. Y guardias de seguiridad que impidan el acceso a los patinadores, ciclistas, y a los que suben los pies a las sillas, a los que quieren dormir en las bancas, a los que quieren repartir calcas de caritas felices a la gente, a los que fuman, a los que ponen el pie en la pared, etc.
La vuelta a la plaza en bici y patines quedó retratada en los pequeños pueblos o los pueblos de fotografía, como el centro de Zapopan, Guadalajara, Tlajomulco... Pero la ciudad ya no está para los de a pie o en bicicleta. La ciudad es para los coches. Para los que pagan en Andares por que les carguen las bolsas durante el shopping.
Hace una semana fuí a Monterrey a la graduación de un amigo cercano y cuando turisteábamos, dimos con un muy divertido bar del que se dice -según fuentes cercanas al dueño del establecimiento- que quienes ofrecen los profesionales servicios de seguridad son un grupo de zetas, y que además la cosa es bastante común en la ciudad regiomontana.
¿Son los buenos o los malos los guardianes de la ciudad?
Boinas Negras (La última)
¿Qué decir de Boinas Negras?
La empresa de seguridad pone los acentos en la visión y la pasión, sin embargo el asunto del liderazgo se queda sin acentuar, así como también, la supuesta historia y récord de impecables servicios. Las expectativas, las convierten en servicios espectaculares que no distan mucho de mi pueril berrinche, y finalmente, debo agregar. Si seguridad se escribe con S es porque así de difícil les es alcanzarla.
¡Admire lo incompetente de los malos y el sistema de los "buenos". ¡Mire cómo los guardias de seguridad dejan abiertos sus vehículos para subir már rápido ante las emergencias! ¡Mire la variedad de vehículos con las que cuentan! ¡Pásele, que no le digan, que no le cuenten, para ver un bonito sketch representando la manera de trabajar de ésta plaga de guardianes de lo privado visite: http://www.spuaboinasnegras.com/main/index.php/home.html !
Refuerzos (II)
-¿No sabe cómo se llamaba?- se me salían los ojos de la cara, ¿cómo iba a saber yo el nombre de La Sheriff? Aparentemente "nadie" sabía nada de la pistolera del Centro Magno, ni nombre, ni horario de trabajo, mucho menos tenían un reporte de su turno; en poco más de dos horas el equipo de seguridad privada había cambiado a todos sus miembros y nadie sabía nada de lo ocurrido el turno aterior. -¿No les habrá dejado su compañera mis piezas por ahí?- pregunté cuando sentía que las manitas se me comenzaban a doblar ante la magistral articulación del abuso del poder y la venganza, como diciendo: -está bien, ya dejémonos de berrinchitos, todos jugamos aquí un poco agresivos, ya regrésenme mis piezas, me voy de este pueblo para no volver.
Siguieron los radiazos en clave, me pidieron que saliera de la plaza, me escoltaron, intenté hacerme compa a Rino, me dejaron solo afuera, se quedaron vigilándome, al regreso de Rino (el más grandote de los guardias) pero nadie dio noticia de mis piezas. Ella seguía esperando afuera y sin decir palabara. Parecía Disaster Date de MTV.
Garita Subterránea
Finalmente, sensibilizados ante nuestra dificultad para regresar, (pues mentí diciendo que tendría que regresar hasta Tlajomulco en bicicleta) nos ofrecieron bajar al estacionamiento para ver si algo de se podía hacer en favor de nuestras destartaladas bicicletas. Llegamos al cuartel general de los Boinas Negras del Cento Magno, una garita subterránea en el centro del estacionamiento, fría y obscura. Dentro había un escritorio, varios archiveros, restos de comida aquí y allá, un microondas y un sombrío pasillo que daba a quién sabe dónde. Abrieron cajones, sacaron herramientas, tuercas, y una bomba. Ninguna tuerca dió el tamaño del eje, pero las bombas rehabilitaron la bici de Ella. Volví a narrar mi versión de los hecho a los guardias del subsuelo de la plaza, indignados por mi narración, coincidieron con nosotros en que el crímen había llevado las ganas de fastiadiar como estandarte. Sin embargo, desconocían también a La Sheriff.
Retirada
Había perdido la batalla, las opiniones en torno a lo sucedido seguían en todas direcciones. Las pocas cuadras se hicieron largas y pesadas, cargamos sobre su bicicleta la mía y paso a pasito la hacíamos rodar.
He vuelto a la plaza para ver si me vuelvo a topar a esa mujer (La Sheriff) pero fallando siempre. Tan grande es la incógnita por lo sucedido que comencé a pensar que con quien me había enfrentado aquella tarde de ímpetu ciclista, no era sino un fantasma, uno que me la hizo buena, que se burló de mí y de los guardias del centro comercial.
Seguridad Privada ¡¿Qué está pasando?!
Según Andrés Oppenheimer 2007 Latinoamérica contaba con 5.6 millones de guardias privados, y tan sólo en Sao Paulo, Brasil, 400 mil, lo equivalente a tres veces más que los miembros de la policía estatal. Dice también que América latina es actualmente (2007) la región más violenta del mundo, y las posibilidades de que un homicida o un ladrón vaya a la cárcel son tan reducidas que mientras la población carcelaria en EU -una de las más altas del mundo- es de 686 por cada 100 mil habitantes, en Chile es de 204, en Colombia es de 107, en México de 156, en Perú de 104 y 62 en Venezuela. Dice Oppenheimer: En otras palabras, la mayoría de los crímenes en América latina permanece impune.*
¿Qué sucede con Latinoamérica, que sucede con México, si todos recurren ahora a las empresas de seguridad privada? ¿Dónde está la seguridad pública?¿Por qué en seguridad privado mata público?
Las nuevas opciones de vivienda se organizan en cotos, pequeños fraccionamientos que a manera de feudos medievales se atrincheran dentro de sus muros, con alambrados eléctricos, casetas de seguridad, cámaras de seguridad, etc. Las casas están protegidos por sistemas antirrobo privados.
Los centros comerciales, por más diminutos que sean, así como tener intendentes también tienen que pagar a un vigilante -o veladuerme como dicen por ahí.
Los lotes de estacionamiento son ahora territorio privado, las banquetas estan controladas ya no por los viene vienes, sino por unas casetas propiedad de quién sabe quien, -como las de teléfonos que emiten, a cambio del tiempo estimado de ocupación del lugar, equivalente en modedas, pequeñas facturitas para dejar en los tableros de los coches.
Las plazas comerciales tienen su estacioneamientos privados, resguardados por casetas con plumas eléctricas o manuales y cada vez, menos caseteros que hacen de cobradores. Y guardias de seguiridad que impidan el acceso a los patinadores, ciclistas, y a los que suben los pies a las sillas, a los que quieren dormir en las bancas, a los que quieren repartir calcas de caritas felices a la gente, a los que fuman, a los que ponen el pie en la pared, etc.
La vuelta a la plaza en bici y patines quedó retratada en los pequeños pueblos o los pueblos de fotografía, como el centro de Zapopan, Guadalajara, Tlajomulco... Pero la ciudad ya no está para los de a pie o en bicicleta. La ciudad es para los coches. Para los que pagan en Andares por que les carguen las bolsas durante el shopping.
Hace una semana fuí a Monterrey a la graduación de un amigo cercano y cuando turisteábamos, dimos con un muy divertido bar del que se dice -según fuentes cercanas al dueño del establecimiento- que quienes ofrecen los profesionales servicios de seguridad son un grupo de zetas, y que además la cosa es bastante común en la ciudad regiomontana.
¿Son los buenos o los malos los guardianes de la ciudad?
Boinas Negras (La última)
¿Qué decir de Boinas Negras?
La empresa de seguridad pone los acentos en la visión y la pasión, sin embargo el asunto del liderazgo se queda sin acentuar, así como también, la supuesta historia y récord de impecables servicios. Las expectativas, las convierten en servicios espectaculares que no distan mucho de mi pueril berrinche, y finalmente, debo agregar. Si seguridad se escribe con S es porque así de difícil les es alcanzarla.
¡Admire lo incompetente de los malos y el sistema de los "buenos". ¡Mire cómo los guardias de seguridad dejan abiertos sus vehículos para subir már rápido ante las emergencias! ¡Mire la variedad de vehículos con las que cuentan! ¡Pásele, que no le digan, que no le cuenten, para ver un bonito sketch representando la manera de trabajar de ésta plaga de guardianes de lo privado visite: http://www.spuaboinasnegras.com/main/index.php/home.html !
El Peatón
Recomendación del Peatón:
Cuentos Chinos "El engaño de Washington, la mentira populista y la esperanza de América Latina". Andrés Oppenheimer. Editorial Plaza Janés.
(Va bien, yo voy por la mitad. Veremos qué tal termina.)
* Por mi cuenta intenté tomar datos actualizados al respecto pero quedé perdido en el laberinto de la INEGI.
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